18/2/09

Respuesta a la notas de E. Litvinoff publicadas en La Voz del Interior del 15/02/09


Al Director Periodístico de La Voz del Interior

Sr.Carlos Hugo JORNET


Con profunda indignación hemos leído en la edición del día domingo 15 de febrero, sección Gran Córdoba, las notas que sobre los perros abandonados -"La ciudad y los perros", "Un hábitat indómito" y “Abandonada”- escribiera el periodista Edgardo Litvinoff.

El desconocimiento del tema reflejado en las mismas, la ignorancia sobre la problemática existente y la liviandad de la opinión personal de este periodista sorprende en un medio que se precia de seriedad y profesionalismo.

Las notas mencionadas reflejan la falta de una investigación profunda contemplando a todos los actores involucrados y ponen de manifiesto un error que los comunicadores sociales debieran evitar: la subjetividad.

Desde la Mesa de Proteccionistas de Animales de la Ciudad de Córdoba, integrada por personas particulares y organizaciones, venimos trabajando denodadamente e impulsando desde hace un año el Programa de Reproducción Controlada de Animales de Compañía que el municipio puso en marcha a través de la Dirección General de Higiene Urbana en el mes de mayo de 2008.

Estos programas se viabilizan a través de castraciones quirúrgicas masivas, sistemáticas, extendidas, tempranas y gratuitas y muchos municipios argentinos como Almirante Brown en Buenos Aires y Alta Gracia en Córdoba –entre otros- demuestran que cuando el Estado asume su responsabilidad, el cambio es posible.

La enorme cantidad de perros y gatos en situación de abandono en nuestra ciudad - sin entrar en el análisis del incremento de vehículos con tracción a sangre -es producto de la inoperancia, inacción, ineptitud y falta de decisión política de las sucesivas gestiones que debiendo haberse ocupado del tema, lo ignoraron.

Caninos y felinos son responsabilidad exclusiva de la sociedad a la que pertenecen.

Las dos especies fueron domesticadas para compañía, divertimento, seguridad, trabajo, terapia o fines estéticos, entre otros.

A diferencia de las demás especies animales, los perros se modificaron genética y conductualmente a lo largo de años para permanecer con los humanos, y junto a los gatos, dependen exclusivamente de nosotros para cubrir sus necesidades básicas.

Innumerables estudios científicos demuestran los beneficios de la compañía animal en el hombre y hasta sus efectos terapéuticos, ya sea en rehabilitación de patologías neurológicas o psicológicas graves, en la prevención del stress, infartos, hipertensión, o como paliativo a la soledad.

Asimismo un número importante de investigaciones demostró que las bases de la empatía - capacidad de ponerse en el lugar del otro y percibir sus necesidades y emociones -, componente de la ética humana, comienza a pergeñarse en los niños a partir del trato con seres más indefensos: niños más pequeños y/o animales.

Estudios de universidades prestigiosas han demostrado también, que los niños con conductas de crueldad hacia los animales - torturas, maltrato y muerte-, tienen un altísimo porcentaje de convertirse en adultos con graves trastornos de conducta.

Estos trastornos están asociados con el abuso, los homicidios o los asesinatos en serie como lo refleja el estudio llevado a cabo por el FBI. Esto es puesto en consideración en películas y series de contenido policial al analizar la conducta criminal por expertos.

Iniciativas de diversos municipios demuestran la efectividad del control de la fauna urbana a través de castraciones quirúrgicas y dejan en claro que las matanzas no producen efecto alguno en el número que se pretende eliminar.

El control ético de la superpoblación –recomendado por la OMS desde la década del ’90- está fundamentado no sólo en una perspectiva proteccionista, filosófica y sanitaria sino también - para los preocupados por fines economicistas-, en datos que demuestran su mayor viabilidad y menor costo. Esta metodología, redunda además en el fortalecimiento de los lazos solidarios y el compromiso comunitario, factores que coadyuvan para disminuir los niveles de violencia.

Cuando las políticas públicas se ejecutan en forma sistemática, responsable y con recursos suficientes, dan los resultados esperados.

Resulta paradójico en el relato de la familia que encontró la perrita, cómo intentan convencer a las personas con las que se comunican de que deben "hacer el bien al mundo animal", depositando la responsabilidad en otros. El problema con los perros y gatos es siempre el mismo, el problema es de otro, por esa razón las iniciativas particulares fracasan en Córdoba.

La nota "Hábitat indómito" resulta aún más aterradora. El periodista hace referencia a temores y amenazas que se disparan ante la presencia de perros en la calle. Solapadamente, justifica la matanza de perros en sus temores, aduciendo que la "alternativa garantista extrema" que es la castración quirúrgica, no ha dado resultado!

Sería interesante que nos explicara el autor de las notas, si porque sentimos miedo, por nuestras fobias - como él mismo lo confiesa -estamos habilitados a matar. Sería interesante saber si entonces todos estamos habilitados a matar cuando tenemos miedo, sólo por la fantasía de un posible ataque. Sería incluso interesante también que nos explicara - dado que los hechos de violencia son infinitamente mas frecuentes entre humanos-, si podemos aplicar el principio que manifiesta en su artículo, a las personas. Por último sería muy importante que La Voz del Interior explicara a sus lectores si esa es la línea editorial que sostiene.

Perros y gatos mueren de hambre, enfermos, golpeados, torturados o atropellados ante la indiferencia generalizada.

La crueldad hacia los animales empieza ahí donde alguien abandona una camada entera en la calle, ahí donde se tira un perro viejo, cuando pasamos frente a un animal lastimado o moribundo y seguimos de largo, cuando luego de atropellarlos accidentalmente o no, continuamos sin más problemas que el bollo en el vehículo.

La crueldad está "estampillada" en sangre y restos de pelos pegados al pavimento de muchas calles de Córdoba, tatuajes urbanos que no escandalizan a nadie.

La solución para esto, no es la matanza. Es la responsabilidad política de la gestión municipal a través de políticas públicas que contemplen la conexión entre salud humana y salud animal. Pero es responsabilidad de la sociedad en su conjunto y los medios de comunicación masiva deben acompañar este cambio.

Indigna que un periodista pueda difundir su opinión sin más justificación que la de sufrir alguna fobia, trabajar en un periódico y escribir - no pensar - sin que sea necesario un proceso de investigación serio y responsable.

Quienes integramos la Mesa de Proteccionistas de Animales de la Ciudad de Córdoba, esperamos que nuestra opinión respecto a las notas cuestionadas sea tomada en cuenta y con la seriedad que el tema amerita y que a la luz de datos serios y confiables, se fomente en los lectores la importancia de proteger la vida en todas sus manifestaciones, reclamando nuestro derecho constitucional a un ambiente equilibrado del cual los animales son uno de sus componentes. Pedimos de igual manera que se apoye el pedido de la ciudadanía a la continuidad y profundización inmediata del Programa de Reproducción Controlada de Animales de Compañía por parte del municipio.

Por último, deseamos que un periódico de envergadura como éste, no fomente la violencia, la matanza y la violación de los derechos de los animales reconocidos en nuestra Ley Nacional Penal N° 14.346 y en la Declaración Universal de los Derechos del Animal.

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